Fósil de serpiente misteriosa de 48 millones de años con visión infrarroja
El pozo de Messel, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Alemania, es famoso por su excepcional conservación de fósiles de la época del Eoceno, hace unos 48 millones de años. Investigaciones recientes han descubierto una serpiente fósil fascinante con una habilidad extraordinaria: la visión infrarroja. Este descubrimiento pionero, dirigido por Krister Smith del Instituto de Investigación Senckenberg de Frankfurt y Agustín Scanferla de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina, ofrece conocimientos profundos sobre la evolución temprana de las serpientes y sus capacidades sensoriales. Publicado en la revista científica Diversity en 2020, su estudio proporciona una nueva perspectiva sobre los ecosistemas antiguos y el desarrollo de los órganos sensoriales en los reptiles.
Las serpientes constrictoras se encontraban comúnmente en Messel Pit hace 48 millones de años.
El pozo de Messel es un sitio único donde los restos fosilizados de la época del Eoceno están excepcionalmente bien conservados y ofrecen una visión poco común de la vida prehistórica. Entre los numerosos fósiles encontrados en este sitio, son particularmente raros los esqueletos completos de serpientes. Sin embargo, en el pozo de Messel se han encontrado cuatro especies de serpientes notablemente bien conservadas, lo que lo convierte en un tesoro para los paleontólogos.
El fósil en cuestión, clasificado inicialmente como Palaeopython fischeri , ha sido reclasificado en un nuevo género, Eoconstrictor . Esta reclasificación resalta su relación con las boas sudamericanas y subraya su importancia para comprender la evolución de las serpientes. Eoconstrictor fischeri recibió anteriormente el nombre del ex ministro alemán Joschka Fischer por Stephan Schaal en 2004. La nueva clasificación, revelada en el estudio de 2020, posiciona a esta especie dentro de un linaje distinto de constrictores antiguos.
Fósil de E. fisheri.
La característica más llamativa del Eoconstrictor fischeri es su capacidad para percibir radiación infrarroja. Esta capacidad, similar a la que se encuentra en las víboras y boas modernas, permite a la serpiente detectar firmas de calor de su entorno. Mientras que las serpientes contemporáneas usan órganos foso para crear un mapa térmico de su entorno, Eoconstrictor fischeri tenía órganos foso sólo en su mandíbula superior. A diferencia de las víboras modernas, que utilizan su visión infrarroja principalmente para cazar presas de sangre caliente, la investigación sugiere que los primeros órganos de las fosas en Eoconstrictor fischeri probablemente se utilizaron para mejorar la conciencia sensorial general en lugar de con fines depredadores o defensivos.
El estudio también revela que la dieta del Eoconstrictor fischeri consistía principalmente en presas de sangre fría, como cocodrilos y lagartos, como lo demuestra su contenido estomacal e intestinal. Este hallazgo indica que, si bien la serpiente poseía capacidades sensoriales avanzadas, no necesariamente se alimentaba de animales de sangre caliente. En cambio, la visión infrarroja podría haber proporcionado una ventaja evolutiva para navegar en su entorno y detectar amenazas u oportunidades potenciales.
Messel Pit, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La serpiente lleva el nombre del ex Ministro de Asuntos Exteriores alemán Joschka Fischer, que en 1991 contribuyó en colaboración con el Partido Verde alemán (Bündnis 90/Die Grünen) a evitar que el pozo de Messel se convirtiera en un vertedero. detalle de Smith y su colega Agustín Scanferla del Instituto de Bio y Geosciencia del NOA utilizando una combinación de métodos analíticos
El Dr. Krister Smith, uno de los investigadores principales, enfatiza la importancia de este descubrimiento. “Con una longitud de aproximadamente 50 centímetros, dos de las cuatro especies de serpientes del pozo de Messel eran relativamente pequeñas; sin embargo, Eoconstrictor fischeri podría crecer hasta más de dos metros. Esta especie, aunque principalmente terrestre, probablemente era capaz de trepar a los árboles”, señala Smith. El descubrimiento arroja luz sobre la biodiversidad del ecosistema del Eoceno, ilustrando la complejidad y adaptabilidad de las primeras serpientes.
El descubrimiento del fósil de serpiente con visión infrarroja del pozo de Messel representa un avance significativo en nuestra comprensión de la evolución de las serpientes y el desarrollo sensorial. Al revelar las capacidades sensoriales avanzadas de los reptiles antiguos, este estudio mejora nuestro conocimiento de los ecosistemas prehistóricos y la historia evolutiva de las serpientes. El pozo de Messel sigue siendo una fuente de valiosos conocimientos científicos, que demuestran cómo la paleontología puede iluminar los misterios de la vida en la Tierra. Este notable hallazgo no sólo enriquece nuestra apreciación de la biodiversidad antigua, sino que también subraya la importancia de preservar y estudiar los sitios fósiles que ofrecen ventanas al pasado distante de nuestro planeta.
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